Bajo el nuevo techo, una promesa: que aprender sea más ligero

El sol cae distinto sobre la primaria “Bicentenario de la Independencia de México”. Donde antes había tierra y sombras dispersas, ahora se extiende una plaza cívica amplia y un arcotecho de acero que cubre los juegos, las risas y las voces de casi doscientos niños.

El alcalde Chepe Guerrero llegó para entregar la obra: 4.2 millones de pesos invertidos en 500 metros cuadrados de plaza cívica y 400 de techumbre estructurada. Pero más que números, el mensaje fue de continuidad: seguir apostando por la educación como el centro del desarrollo.

“Siempre habrá más necesidades que presupuesto”, dijo, mirando a los padres y maestros, “pero hay voluntad de trabajar muy cerca de las escuelas”. En ese mismo espíritu, anunció la instalación de un rack para bicicletas, un detalle que parece menor, pero que representa una ciudad más amable con quienes aprenden y se mueven sobre dos ruedas.

Bajo el nuevo techo, la directora Erika Arvizu Amador agradeció el cambio. “Aquí nuestros niños hacen deporte, cultura y honores a la bandera con dignidad”, dijo. Los maestros asentían, los niños aplaudían.

Fernando Orozco Vega, del IFEQ, explicó los detalles técnicos de la construcción, y Irene Quintanar, de la USEBEQ, habló del crecimiento de la matrícula escolar, que ya alcanza 189 estudiantes.

En el fondo, el acto no fue solo una entrega de obra. Fue una escena sobre el futuro: la comunidad reunida, los alumnos mirando hacia arriba, descubriendo que el aprendizaje —como este nuevo techo— también puede ser una forma de cobijo.