En el patio de honor, la escena se repetía con solemnidad: miradas firmes, manos que saludan, insignias que relucen al sol. El gobernador Mauricio Kuri González encabezó la ceremonia de reconocimiento a 51 policías estatales que representan el rostro más humano de la seguridad: aquel que interviene cuando la vida pende de un hilo.
El mandatario habló con gratitud y convicción. Dijo que la fuerza de Querétaro se sostiene sobre dos columnas: la lealtad y la capacitación. “Nuestra policía no se ha doblado ante el crimen organizado”, afirmó, y en su voz se adivinaba el peso de la responsabilidad compartida entre gobierno y sociedad.
No se trató solo de un acto protocolario. En cada reconocimiento, en cada aplauso, se reflejó el valor de quienes —a veces en silencio— enfrentan el caos con disciplina y empatía. En los últimos meses, sus acciones han salvado 25 vidas, un número que habla más de humanidad que de estadística.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Iován Elías Pérez Hernández, lo resumió con claridad: “Cada insignia representa más que una función; representa el compromiso, la entrega y el amor por servir”. También destacó a quienes llevaron esa vocación más allá de la calle, conquistando 65 medallas en los Juegos Latinoamericanos de Policías y Bomberos, prueba de que la fuerza y la mente se entrenan bajo los mismos principios.
Al final, Faviola Ángeles Lucas, en nombre de sus compañeros, recordó que el deber policial a veces se traduce en un instante decisivo: “ser el apoyo en ese momento oscuro, donde una vida puede perderse o salvarse”.
En Querétaro, donde la seguridad se ha vuelto una bandera colectiva, la lealtad no es solo un valor institucional: es un pacto silencioso que se renueva cada día, entre quienes sirven y quienes confían.


