Cada diciembre, antes de que la madrugada toque el puente internacional de Laredo, cientos de familias esperan dentro de sus vehículos para emprender un regreso que no es solo un trayecto: es un rito. La vigésima Caravana Migrante volverá a salir este 17 de diciembre a las 3:30 de la mañana, y en Querétaro, como cada año, las instituciones afinan el engranaje que permitirá que esa ruta de nostalgia y esperanza atraviese kilómetros con seguridad.
En una sala de reuniones, las autoridades estatales y municipales se encontraron para ajustar protocolos, revisar listas, calcular tiempos. El secretario de Gobierno, Eric Gudiño Torres, encabezó el encuentro. Sobre la mesa, un dato que marca la magnitud del operativo: 800 vehículos inscritos hasta ahora, con más en camino. Sobre la conversación, un recordatorio firme: Querétaro es el único estado que acompaña la caravana desde su salida.
El acompañamiento no es un acto administrativo; es un gesto humano hacia quienes recorren carreteras después de meses, o años, lejos. Gudiño habló de migrantes queretanos, pero también de quienes llegan desde San Luis Potosí, Guanajuato, Hidalgo o México. Hombres, mujeres y familias que regresan para encontrar, aunque sea por unos días, la pausa afectiva del hogar.
La directora de Emergencias de Protección Civil, Mariana Godard Guzmán, describió el operativo como quien detalla un mapa que debe sostenerse completo: 51 elementos, 20 unidades, brigadistas que cruzarán la frontera, bomberos que se suman desde distintos municipios, bloques diseñados para acompañar a la caravana de principio a fin. Alrededor de ellos, la coordinación con estados vecinos que se vuelve una cadena de protección.
En medio de la logística, surgió también la dimensión emocional. La alcaldesa de Pinal de Amoles, Guadalupe Ramírez Plaza, habló de empatía, de coordinación que se hace visible cuando las instituciones caminan hacia un mismo propósito. Para ella, la caravana es un puente vivo entre quienes partieron buscando un futuro distinto y quienes los reciben con el corazón abierto.
Al final, Fernando Rocha Mier, presidente de la asociación organizadora, agradeció ese acompañamiento que cada año sostiene el regreso. En la sala, representantes de emergencias, seguridad, derechos humanos, municipios y dependencias federales cerraron filas. Afuera, en algún punto al norte, cientos de migrantes cuentan los días. La carretera, otra vez, los espera.


