El conocimiento como antídoto: un simposio para pensar los medicamentos desde su raíz

En un salón donde el eco de las conversaciones médicas se entrelaza con el olor tenue del café servido para los asistentes, la Secretaría de Salud del Estado abrió un espacio para detener el ritmo y reflexionar. Allí, la titular de la dependencia, Martina Pérez Rendón, inauguró el Simposio Estatal sobre Uso Racional y Monitoreo de Medicamentos, una reunión que no solo busca actualizar conocimientos, sino revisar la forma en que los profesionales entienden y acompañan la vida de los pacientes a través de los medicamentos.

Pérez Rendón habló de seguridad, de eficacia y de responsabilidad. Habló, sobre todo, de la necesidad de poner al centro el criterio clínico y la vigilancia cuidadosa de los tratamientos. La prescripción no es un acto mecánico; es una decisión cargada de consecuencias. Por eso, durante dos días, especialistas compartirán temas que cruzan la frontera entre ciencia y práctica cotidiana: la Farmacia Clínica como un puente entre el medicamento y la vida del paciente; las interacciones que se producen entre fármacos oncológicos y anestésicos; la resistencia antimicrobiana, ese fenómeno silencioso que redefine los límites de la medicina moderna; y la evolución de la farmacovigilancia, que ya no solo observa, sino anticipa.

Participan autoridades del sector salud federal y estatal, entre ellas Rosa Zamboni, del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades. También asisten perfiles del SESEQ, del IMSS, del ISSSTE y de otras instituciones que, desde distintos flancos, sostienen la compleja red de atención médica. Cada una aporta su perspectiva sobre los riesgos, las oportunidades y la necesidad de construir sistemas de monitoreo más sólidos.

El simposio incluye la revisión de la Guía de Autoverificación de Farmacia Hospitalaria, un documento técnico que, más allá de los procedimientos, representa la búsqueda constante de orden y coherencia dentro de los hospitales. Es un recordatorio de que la calidad no se improvisa; se construye con detalle.

En un entorno donde un medicamento puede ser alivio o riesgo, según la precisión con que se utilice, este encuentro funciona como un llamado a mirar más allá de la rutina. A pensar, con paciencia y profundidad, en el acto de curar.