diciembre 10, 2025

Una mañana en Proyecto de Vida: el encuentro de Luis Nava con una casa que cultiva futuro

En Ezequiel Montes, la Casa Hogar Proyecto de Vida I.A.P. se abre como un pequeño mundo donde 34 niñas, niños y adolescentes encuentran estructura, acompañamiento y la posibilidad de imaginar un mañana distinto. Hasta allí llegó Luis Nava, secretario de Desarrollo Social del estado, con la intención de mirar de cerca ese trabajo cotidiano que pocas veces ocupa titulares, pero que define silenciosamente el rumbo de muchas vidas.

El recorrido comenzó entre huertos, macetas y espacios donde la naturaleza se convierte en maestra. El personal explicó un programa que invita a las y los jóvenes a interactuar con la tierra, a descubrir cómo crecen los alimentos, a ensayar experimentos sencillos que les revelan principios científicos básicos. Todo ocurre en un ritmo pausado que contrasta con la velocidad con la que suele moverse la vida exterior. Aquí, el aprendizaje toma forma de germinación, de curiosidad, de exploración sostenida.

Este modelo, comentaron, no solo enseña a identificar procesos naturales, sino que también tiende hilos hacia la comunidad. Las actividades permiten que la casa hogar se vuelva un punto de encuentro: un lugar donde el entorno participa, observa y en ocasiones acompaña. Luis Nava escuchó con atención y subrayó la importancia de fortalecer iniciativas que no solo protegen, sino que generan entornos de aprendizaje significativos, de esos que pueden acompañar a una persona por años.

El secretario resaltó que el trabajo de Proyecto de Vida I.A.P. fomenta habilidades, despierta preguntas y brinda acompañamiento integral. Recordó que la asociación es una de las 54 organizaciones beneficiadas por el Programa de Fortalecimiento a las Organizaciones de la Sociedad Civil; un apoyo que, en este caso, se traduce en continuidad y estabilidad para quienes viven en el centro.

La visita concluyó en un espacio más íntimo: una conversación con el equipo del Centro de Asistencia Social. Allí se hablaron de avances y también de retos. Se escucharon necesidades que no siempre son visibles y se renovó el compromiso de colaborar en lo que sea necesario para fortalecer la operación del lugar.

Cuando la jornada terminó, quedó la imagen de una casa donde la vida cotidiana —sembrar, aprender, convivir— se convierte en un acto de esperanza. Un recordatorio de que, en ciertos rincones, el futuro se cultiva literalmente con las manos.