Las casas de Corregidora guardan, en sus patios o esquinas, los restos de lo que alguna vez fue útil: un ventilador que dejó de girar, una silla con una pata menos, una televisión de otro tiempo. Todos esos objetos forman parte del paisaje cotidiano hasta que llega la Campaña de Recolección de Tiliches.
Durante los meses de octubre y noviembre, el municipio ha decidido recorrer 29 colonias, una por una, para rescatar esos pedazos de pasado que ahora estorban. Lo hace con una intención clara: evitar que los desechos terminen en arroyos o drenajes, provocando taponamientos y las temidas inundaciones de temporada.
Carlos Jiménez, titular de la Secretaría de Servicios Públicos Municipales, dirige el operativo. Desde Jardines de Corregidora y Pueblito Colonial, la ruta avanza hacia Los Ángeles, Cabañas, Praderas y Lomas de Balvanera. Después seguirá su marcha por colonias con nombres que evocan amaneceres, valles y promesas: Amanecer Balvanera, Valle de los Pinos, Valle de Aragón.
En noviembre, el recorrido se extiende a sitios como Lourdes, El Romeral y Valle Diamante. En cada colonia, los vecinos deben dejar sus tiliches afuera antes de las siete de la mañana, como una ofrenda cívica a la limpieza colectiva. No hay lugar para escombros ni restos de poda: sólo aquello que el tiempo convirtió en estorbo.
La primera etapa, realizada entre febrero y abril, dejó una cifra concreta: más de 147 toneladas de tiliches recolectadas. Pero más allá del número, la campaña revela un gesto de comunidad: ese instante en que cada hogar decide despojarse de lo inútil y, al hacerlo, contribuir a un municipio más ordenado.
En las redes del Municipio de Corregidora se pueden consultar los días y horarios exactos. Mientras tanto, los camiones seguirán su ruta, llevando consigo un pedazo del pasado doméstico de los corregidorenses.


