En el eco de los pasillos del Querétaro Centro de Congresos, la palabra “infancia” resuena como una promesa. Allí, la Secretaría de Salud estatal inauguró el Cuarto Congreso de Atención Integrada a la Salud de la Infancia y la Adolescencia, un encuentro que durante tres días reúne a quienes han hecho del cuidado humano una vocación y una ciencia.
La doctora María Martina Pérez Rendón habló con serenidad, pero con convicción: el bienestar de niñas, niños y adolescentes no puede reducirse a lo clínico. Es emoción, es entorno, es educación. Cada historia de salud —dijo— tiene un rostro, un contexto, un futuro posible.
Más de 600 profesionales de distintas regiones del país escuchan, dialogan, comparten. Desde Baja California Sur hasta Jalisco, desde Nayarit hasta la Ciudad de México, todos coinciden en un mismo propósito: aprender nuevas formas de acompañar la vida en sus etapas más frágiles y luminosas.
Durante las jornadas, 25 especialistas hablarán de temas urgentes: la salud mental, el impacto de las pantallas, la manera en que la tecnología redefine los vínculos y el desarrollo infantil. El reto es entender que crecer sano hoy implica también cuidar la mente en un mundo saturado de estímulos.
Este congreso, impulsado junto al DIF Estatal y la UAQ, es más que una reunión académica. Es un recordatorio de que proteger la infancia es proteger el porvenir. En Querétaro, la salud se piensa con ciencia, pero también con ternura.


