El oficio de sostenerse: mujeres queretanas y la fuerza silenciosa del autoempleo

En el Patio Central del Archivo Histórico del Estado, donde los muros guardan la memoria de Querétaro, 36 mujeres y dos hombres con discapacidad recibieron herramientas para fortalecer los negocios que han construido desde sus propios esfuerzos. La secretaria del Trabajo, Liliana San Martín Castillo, encabezó la entrega, un acto que, más allá de la formalidad, reflejó la dimensión humana de emprender desde la cotidianidad.

San Martín habló de un principio que suele perderse entre cifras y programas: apoyar a una mujer tiene un eco que alcanza a su familia y a su comunidad. Lo dijo como una certeza, no como consigna. Mencionó que cada beneficiaria representa una historia de constancia y esperanza, y que la formalidad de sus proyectos no solo implica crecimiento económico, sino la posibilidad de transformar su entorno inmediato.

Las mujeres del municipio de Querétaro han demostrado disciplina y visión para emprender. Muchas han construido sus proyectos desde espacios pequeños, con herramientas improvisadas y con la determinación que surge cuando se busca sostener un hogar. La secretaria subrayó que la dependencia continuará generando oportunidades para consolidar esa independencia económica que tantas buscan.

El programa de Equipamiento para el Autoempleo entregó instrumentos que permiten ampliar capacidades: cocinas mejor acondicionadas, herramientas de repostería o panadería, equipos para barbería, para spa, para sublimación, para costura o decoración con globos. Cada pieza es más que un objeto: es la posibilidad de darle un nuevo ritmo al trabajo diario.

En paralelo, el acto fue también un reconocimiento al oficio como una forma de resistencia. Las beneficiarias recibieron los equipos con la tranquilidad de quien sabe que, a veces, el crecimiento se mide en pequeños avances: producir más, ofrecer un servicio con mayor calidad, responder a una demanda que antes se escapaba por falta de herramientas.

La entrega ocurrió sin discursos triunfalistas, pero con un trasfondo claro: la formalidad y el autoempleo se vuelven caminos viables cuando existen programas que acompañan el esfuerzo individual. En ese sentido, lo que sucedió en el Archivo Histórico fue más que una entrega de equipo; fue un recordatorio de que la economía local también se sostiene desde los hogares, desde los oficios y desde la voluntad de quienes cada día encuentran la manera de seguir creando.